Es un problema asociado al envejecimiento cerebral que tiende a provocar cambios en el conocimiento, capacidad de respuesta disminuida a estímulos externos, deficiencia en el aprendizaje y memorización.
El síndrome de disfunción cognitiva se ha identificado en el 14.2% de perros mayores de 10 años y los cambios que se pueden apreciar en la mascota son:
Desorientación, se pierde en ambientes familiares, confusion o inhabilidad para andar en rutas conocidas (por ejemplo querer pasar por el lado equivocado de la puerta).
Interacción con personas o animales alteradas (irritabilidad, disminución del interés por jugar/afecto o caso contrario, mucho demanda de atención).
Perdida del entrenamiento y/ o respuesta pobre a los comandos aprendidos.
Inactividad, menos curiosidad y disminución del autocuidado.
Ansiedad y agitación tienden a incrementarse con la edad.
Cualquier condición que afecte la irrigación sanguínea al cerebro (ejemplo; hipertensión o anemia), exacerbará el avance de la disfunción cognitiva.
Muchos perros pueden verse beneficiados con:
Mantener la mayor cantidad de actividad física posible.
Alentar el estimulo mental con juegos.
Alimentación con dietas de alta calidad, los cuales tienen niveles óptimos de antioxidantes, carnitina y ácidos omega 3 que ayudan a la correcta función cerebral.
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